"A través del vidrio soñaba. Y podía dividir todo en varias partes.
Lo que hacían sus manos y de ahí sus dedos.
Dos uñas con la pintura casi ausente.
Como se cruzaban sus piernas, por debajo del tablón de costura.
Los codos, con la piel ya reseca de estar tanto tiempo apoyados.
El pelo, gris desde que podía recordar.
“Siempre hay un día que es el que se repite, el mío, un martes por la tarde”.
Mientras caminaba por la calle Araoz.
Ella caminaba más bien casi flotaba.
Muchas veces puede pensarse “detendría el tiempo aquí y ahora”.
Ella lo había sentido muchas veces.
Pero esa tarde, de frente, venía el más “galán de los galanes”, sintió que pensó.
Y ella no quiso levantar la vista y se quedó mirando su pollera colorida.
A medida que estaban por cruzarse, quién sabe para no cruzarse nunca más, sintió que una extraordinaria fuerza la obligaba a levantar su mirada.
Y, sorpresa para ella, fue el otro el que pensó “ojalá pudiera detener este momento”.
Y así fue como, interpretado por algún Dios del tiempo, ese momento significó para alguien más que ella estaría sentada, gris, pensando como cada parte de su cuerpo está ajado o escudado en experiencia.
Y ya atrapada ahí no había mucho donde ir. Tal vez el destino fuera ese. Tal vez su destino fuera llegar. Y listo.
Sin cuestionar nada demasiado específico. De haber podido vencer ese hechizo, lo hubiera hecho. Pero era en la falta de voluntad donde más se notaba la ausencia de todo lo que fuera una pasión.
Todo fue un caos. Comandado por algún alguien. Desde algún lado. Y el resto, como pequeñas ficciones, solo cumplen con su rol. Rotando y turnando el momento y el espacio."
Luego Lefunders en vivo!
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario