miércoles, 22 de diciembre de 2010

Emisión Número 156

"El sol recorta geométricamente a las personas que caminan por la calle.
Está por llegar la noche y el día se quiere terminar de llevar lo último que pueda.
De a poco los colores ceden, o más bien lo negro vence.
En el cielo un destello. Como una estrella fugaz.
Pero no fuga.
Se permanece.
En la tierra, en un momento, Uno prendió el fuego que tanto le estaba costando encender.
Otro, guiñó un ojo.
En otro lugar, Una besó por primera vez.
Y más allá, Otro Uno le agarró la mano.
En algún momento posterior, pero en diferentes momentos pasó lo siguiente:
El que prendió el fuego, vio la estrella fugaz y pidió por el asado.
El que guiñó un ojo, pidió por su mano de truco.
El que besó por primera vez vio la estrella fugaz y pidió por el romance que estaba comenzando.
El Otro Uno que agarró la mano vio que Ella miraba la estrella fugaz mientras sus manos se distanciaban solo un poco.
Todos miraron esa estrella fugaz que no era fugaz.
Entonces algunos de ellos siguieron deseando, como suspendidos en ese instante de fugacidad.
Y luego...
Todo siguió con la normalidad ordinaria al punto tal que el que está haciendo el asado, el que beso, el que agarró la mano, el que guiñó el ojo, la que retiró la mano… todos ellos, olvidaron lo fugaz de esa estrella.
Y también sus deseos."

Ivan, un Maestro de Kung Fu, fue el invitado y nos contó un poco sobre las artes marciales.
Y sobre el final, dilucido los tres siguientes dilemas:
Bruce Lee vs Jackie Chan
Jean Claude Van-Damme vs Steven Seagal
Existe verdaderamente la técnica de los cinco puntos (five point palm-exploding heart technique) de Pai Mai?

Emisión Número 155

"Las cuatro cartas estaban sobre la mesa.
Era cuestión de elegir una. Las cuatro cartas miraban para arriba. Y el pelo colgaba para abajo.
La mesa era roja. La mano que había era blanca pero de repente azul.
Los pasos siguieron caminando y luego él los siguió.
El piso se hacía de goma y se hundía. Pero de alguna forma extraña, que no extrañaba a nadie, podía seguir avanzando.
Alguien chista.
Pero se sigue avanzando.
Alguien pasa con un gato muerto en sus manos. Pero son sus manos las que sangran.
No hay camisones, se pregunta cree que se pregunta.
Alguien mira para atrás.
Él mira uno de sus bolsillos.
Alguien dice por acá… por acá… por acá…
Una máquina tragamonedas paga un superpremio.
Y es raro. Porque no suele haber máquinas tragamonedas en la playa.
Ahora hay viento. Hay mucho sol también.
No puede levantar su vista.
Mira su sombra en la arena. Mira como se mueve. Esperando darse cuenta que esa no es su sombra.
Es solo un momento antes del horror. El horror de darse cuenta que es UNO el que no es de su sombra.
Y camina y baja más la vista. Y no reconoce sus piernas. Esas no son sus piernas. No son sus piernas.
Mira la sombra en la arena. Esas piernas son de esa sombra. Él no es de la sombra ni de las piernas.
De dónde es. De dónde es. De dónde es.
Alguien dice por acá.
Y él está sentado mirando el mar. Siente un vació enorme. Pero ya pasaron los truenos."

Y luego, en el Momento Cancio, Algunos Boxeadores en el cine.

lunes, 20 de diciembre de 2010

Emisión Número 154

"Mirar por la ventana significa ver un montón de porciones de cosas.
Era cuestión de quedarse mirando una noche para ver que podía suceder.
No hacía mucho tiempo del accidente y no tenía otra opción que la de quedarse sentado, de frente a la ventana mirando todo el mundo desarrollarse delante de sus ojos.
Pequeñas porciones de mundo. Estaban… la gimnasta… la pareja que lo hacía todo el tiempo… la pareja que ya no se deseaba… el soltero… la soltera… el enano… la malabarista… el que se viste de payaso y así sale a la calle… los abuelos… la viuda… el músico…
Todas eran porciones de vida que lo acompañaban cuando miraba o cuando pensaba en ellos.
¿A quién estará haciendo reír el payaso? ¿Podrá pasar a la siguiente melodía el que practica con el piano?
Cuando iban a visitarlo, se entretenía contando lo que había visto ese día. Como bien había dicho un director de cine, uno de los mejores, “no filmo pedazos de vida sino pedazos de pastel”.
Eso era lo que él sentía cuando contaba lo que había visto agregándole alguna que otra “frutilla” o “un poco más de crema”. Él contaba pedazos de pastel.
Era una forma de encontrar poesía en una mirada o en una forma de servir un vaso de agua. En la forma en que una pareja de enamorados se mira o alguien hambriento espera por el pollo en el horno.
De a poco ese universo fue seduciéndolo cada vez más. Como si él no pudiera decidir cuándo ver y cuando no. Como si hubiera algo más que lo empujara a quedarse ahí sentado mirando.
Hubo un día donde empezó a entender el por qué. Hubo un día donde la cortina se corrió y vio verse.
Fue cuando entendió que aquellos a los que él miraba, encontraban sus momentos para verlo a él.
Fue cuando la viuda, en medio de una noche, solo lo miraba dormir.
Fue cuando la pareja que no paraba de hacerlo… cuando paraba lo miraba mirar.
Fue cuando el payaso, que ya se maquillaba sin mirarse al espejo, lo hacía mirándolo a él.
Fue cuando el enano asomaba sus ojos por el marco de la ventana, deliberadamente para espiar que hacía el espectador de enfrente.
Entonces entendió que miraba porque era mirado y que, más allá de lo que decidiera, él ya era mirado por el mismo mundo que lo miraba a él.
Y que él, también era, un pedazo de pastel."

Luego, en vivo Hotel Paradise!

Emisión Número 153

"Henry maneja el auto. Los ojos se le cierran.
La ruta está oscura. En el asiento de atrás duermen sus dos amigos.
La noche ha sido intensa e inesperada.
Las luces altas del auto solo iluminan unos metros más allá.
Un ruido llama la atención de Henry.
Es un ruido metálico. O de algo metálico golpeando contra algo metálico.
Henry se vuelve por un momento para ver si es alguno de sus amigos que se ha despertado y ha hecho algún tipo de ruido metálico sobre algo metálico.
“Qué carajo…?”, se pregunta Henry.
El ruido se hace silencio y él sigue manejando un poco más tranquilo pero intrigado.
El auto cambia de carril.
Henry se refriega los ojos. Intenta ver más allá de la oscuridad.
En un momento piensa en su niñez. Y en como miraba desde la ventana de su humilde hogar el lujo de los señores de enfrente.
Ahora él era uno de los señores de enfrente, pero aun mantenía una mirada de niño de hogar humilde.
Esa misma mirada que ahora contiene ojos rojos.
Ojos rojos que son refregados por sus manos para tratar de mantenerse despierto.
Entonces el ruido metálico vuelve.
Y sus dos amigos se despiertan preguntándose qué es.
¿Será lo que tienen en el baúl?
¿Será el hombre acuchillado que está en el baúl?
Entonces Henry detiene el auto y lo estaciona lejos, a un costado de la ruta.
Henry abre el baúl. Y ahí está. Moribundo, intentando decir algo pero la sangre le ahoga su boca.
Uno de sus amigos, lo liquida. El otro mira. Y Henry piensa, “este es el lado oscuro, del lujo de los señores que veía con mis ojos de niño desde mi humilde hogar”."

miércoles, 15 de diciembre de 2010

Emisión Número 152

"Michael sacó de atrás del depósito del inodoro un arma.
Se tomo un momento antes de dejar fluir su pensamiento.
Y el pensamiento fue, “listo, ahora sí”.
Era la hora de ajustar las cuentas.
Ya habían pasado varios días desde el ataque a su padre en la puerta de la verdulería.
De hecho, no iba a poder despedirse de él, una vez terminado este asunto y su posterior fuga a alguna isla italiana.
Luego de pensar, “listo, ahora sí”, un tren pasó por lo lejos. Pero él lo siente cerca, muy cerca.
Casi tan cerca, que parecía que el tren pasaba por dentro de él.
Se secó el sudor de su frente con su mano derecha. También se alisó el pelo.
El arma, como bien habían dicho, estaba protegido en su empuñadura “para hacerlo imposible de rastrear”.
El tren seguía pasando mientras Michael pensaba en un espacio oscuro y misterioso.
“Ese es el futuro que me espera”, imposible saber que iba a suceder.
En principio, había que salir, sentarse, comer un poco más y, sin dejar pasar demasiado tiempo, levantarse y pegar dos tiros.
Es lo que la familia hace. Es lo que la familia es.
Es por mi padre. Es por negocios.
Hace unos meses era un simple soldado de la segunda guerra mundial.
Algo que su padre había rechazado. “Esperaba de vos que fueras senador, que le des un valor al apellido familiar”, le diría su padre tiempo después.
Y era tal vez por ese desacuerdo con su padre, por esa negación del padre hacia el hijo, que finalmente Michael decidió salir del baño dispuesto a pegar esos dos tiros."

Orta, nos habló de tres grandes villanos, este es uno de ellos.

lunes, 13 de diciembre de 2010

Emisión Número 151

"Había sido uno de esos fines de semana inolvidables.
Stoner había tenido 6 manos ganadoras. Y las había ganado.
Ahora estaba recostado en la cama de su habitación. Descansado durante dos horas antes de continuar la partida.
El techo era gris. Y tenía unos arreglos antiguos y degsastados.
En el centro, una araña antigua. Desproporcionada por el tipo de habitación pero también por el tipo de personaje que estaba ocupando ese lugar.
Sus manos, las de Stoner, estaba entrelazadas debajo de su cabeza.
Sus ojos, celestes y pequeños, miraban el cielorraso como esperando algún tipo de revelación.
La próxima vez que esté ahí recostado, sería como ganador o perdedor. Como millonario y en absoluta bancarrota y endeudado.
De volver millonario, pensó en recostarse en el piso. Sentir la cercanía del suelo en su espalda. Pensó tal vez en acostarse sin remera ni camisa.
Pensó en aquel par de zapatos que había visto en una vidriera de la calle Gorriti.
Pensó en el yate que se podría comprar, en los viajes que haría y en los paisajes que conocería.
Pensó en las mujeres a las que podría poseer, a las que podría subir a su embarcación para recorrer el mundo que él quiera.
Pensó en tomar sol en cubierta, con una caña de pescar a su lado.
Pensó en la playa y en su oleaje.
Pensó en ojotas, en bermudas, en anteojos de sol.
En autos, en aviones, en montañas, en pirámides.
Pensó en la pirámide que hay en los dólares.
Pensó en dólares.
Pensó que si era millonario, se recostaría sobre el piso.
Y miró a su alrededor…
Y notó que estaba recostado sobre la cama.
Entonces pensó en todo lo que no iba a tener.
Y cuando golpearon a su puerta para continuar el juego, por las dudas, tomó el arma que había debajo de la almohada."

Luego, en el Momento Cancio, se habló de La Comida Criolla de Margarita Elichondo y de Las Recetas del Gato Dumas de Carlos Alberto Dumas.

Emisión Número 150

"“Ufff”, pensó.
Y cerró sus ojos.
Todo se le hacía pesado. Cada vez más.
Sentía como el peso de sus hombros se hacía insoportable.
Repasó en su mente como había llegado hasta esa situación.
“Buscando algo que me alivie, algo que me haga sentir vivo”, y miró su mano esposada a la pata de una cama.
La conoció una noche de furia. Donde ambos buscaban algo que aliviara el dolor.
Pero solo se herían. Constantemente.
Sus ojos, negros y penetrantes, fueron claves cuando ella le preguntó “te va?”.
Volvió a mirar su mano esposada, que significaba que la respuesta había sido sí.
Además de sentirse vivo quería ir a un extremo. Algún tipo de extremo.
Ella estaba en el baño.
“Ahí está esperando”, pensó ella, “esposado creyendo que esto es lo que suelo hacer”.
Hacía varios días que había comprado unas esposas, aunque no sabía muy bien por qué.
Y de repente lo conoció en una noche de furia. Y armó algún tipo de personaje, ayudada por la furia, que él creyó verdadero.
Ella se miraba al espejo, en ropa interior. Miraba su cuerpo intentando ver su mente.
“¿Cómo?”, pensó, “¿Cómo puede ser que una vez que pruebo algo diferente, aparezca alguien que crea que así es como soy?”
Mientras él, esposado en la cama, pensaba que ahora tenía que jugar a ser quien no era.
Que era lo mismo que ella estaba pensando dentro del baño.
Ella salió del baño. Él la esperó esposado.
Se besaron.
Y así fue como ambos, aparentando lo que no son, comenzaron a hacer algo que nunca habían hecho para sentirse más livianos de los problemas verdaderos."

y luego estuvieron Los Nadies en vivo!!!

martes, 7 de diciembre de 2010

Emisión Número 149

"Le llevó mucho tiempo olvidarla.
Y como había leído alguna vez en algún libro o visto en alguna película, “un día te levantás y no te acordás como eran sus ojos”.
Y así es como esperaba que fuera desapareciendo en su olvido.
Eso sí, le daba un poco de temor olvidarla. Porque de alguna forma, era dejar ir algo que él había sido.
Hizo que tomaba un café para pensar en todos los cafés que habrían tomado pero que ya no tomarían.
Elevó su copa por las mujeres a conocer y por los hombres que ella conocería.
Camino cada calle que caminaron juntos intentando entender dónde estaban los momentos que ya habían pasado.
Pensó en todo lo que le hubiera gustado hacer y sintió nostalgia por lo que nunca había sucedido.
Y asi iban transcurriendo los días y las noches, esperando comenzar a olvidarla.
Una vez, se despertó y pensó en otra cosa.
Y eso lo estremeció porque sintió que ese era el comienzo del olvido.
El comienzo de un final que comenzaba.
Sonrió por lo efímero de las cosas. Por la tristeza que hay dentro de la alegría.
Sonrió porque la tristeza lo abrumó de libertad.
Porque sintió que ahora cada calle sería nueva. Cada café sería el primero y que cada café a partir del primero, también sería el primero.
Los ojos nuevos que conocería serían simplemente ojos nuevos y no ojos que le recuerdan a...
Y ahí volvía el pensamiento. Pero era un paso.
“No es tan fácil desprogramarse”, pensó.
Así fue como el desayuno de ese día tuvo el sabor del día siguiente.
Y al día siguiente, cuando despertó, en lo primero que pensó fue en un café. Y luego en otra cosa. Y así, así de triste, fue como la fue olvidando con alegría."

En esta emisión, Orta el especialista estuvo presente las dos horas, nos habló de "Machete" y luego el Profesor Jonas y la magia, la literatura y el álgebra.

Emisión Número 148

"No es la forma en la cual su pelo cae después de un baño, como un árbol después de una lluvia.
No son sus ojos, llenos de vida y marrones como dos almendras
No son sus pestañas, negras y curvas, casi como un signo de pregunta.
No es su boca, y sus labios finos como un suave dibujo esperando sonreír.
No es su cuello, largo y armónico que culmina en sus hombros bien balanceados, formando un triángulo en perfecta armonía con su cabeza. Pero no es eso.
No es la forma en la cual su toalla recubre su cuerpo mojado ni como una gota que cae de la punta de su pelo recorre el aire – que se detiene a ver – hasta encontrar el piso y convertirse en miles de gotas más.
No son sus muslos, no son sus piernas, que forman dos sonrisas y un mentón.
No son sus tobillos, no son sus pies, delicados y finos, que dejan huella donde pisan o donde acarician.
No es que parezca terminada a mano como un día soleado con algo de viento y una sola nube.
No es cada “eso”.
Es todo eso.
Es esa gota que cae resbalando por su cuerpo.
Jugando con sus curvas, como un paseo por las sierras.
Sin detenerse porque propone vértigo y pasión.
Porque al pasar por sus rodillas, quisiera quedarse y convertirse en miles de gotas más.
Y así vivir esa experiencia completa y total.
Recorriendo el cuerpo completo con una sola gota, que es todas las gotas.
Y no caer jamás, flotar y deslizarse por cada contorno posible esperando que el infinito sea cíclico.
Y es cuando sonríe porque sonríe con todo su cuerpo."

Luego se escuchó Galápagos de Los Cadillacs...

Emisión Número 147

"A través del vidrio soñaba. Y podía dividir todo en varias partes.
Lo que hacían sus manos y de ahí sus dedos.
Dos uñas con la pintura casi ausente.
Como se cruzaban sus piernas, por debajo del tablón de costura.
Los codos, con la piel ya reseca de estar tanto tiempo apoyados.
El pelo, gris desde que podía recordar.
“Siempre hay un día que es el que se repite, el mío, un martes por la tarde”.
Mientras caminaba por la calle Araoz.
Ella caminaba más bien casi flotaba.
Muchas veces puede pensarse “detendría el tiempo aquí y ahora”.
Ella lo había sentido muchas veces.
Pero esa tarde, de frente, venía el más “galán de los galanes”, sintió que pensó.
Y ella no quiso levantar la vista y se quedó mirando su pollera colorida.
A medida que estaban por cruzarse, quién sabe para no cruzarse nunca más, sintió que una extraordinaria fuerza la obligaba a levantar su mirada.
Y, sorpresa para ella, fue el otro el que pensó “ojalá pudiera detener este momento”.
Y así fue como, interpretado por algún Dios del tiempo, ese momento significó para alguien más que ella estaría sentada, gris, pensando como cada parte de su cuerpo está ajado o escudado en experiencia.
Y ya atrapada ahí no había mucho donde ir. Tal vez el destino fuera ese. Tal vez su destino fuera llegar. Y listo.
Sin cuestionar nada demasiado específico. De haber podido vencer ese hechizo, lo hubiera hecho. Pero era en la falta de voluntad donde más se notaba la ausencia de todo lo que fuera una pasión.
Todo fue un caos. Comandado por algún alguien. Desde algún lado. Y el resto, como pequeñas ficciones, solo cumplen con su rol. Rotando y turnando el momento y el espacio."

Luego Lefunders en vivo!

sábado, 4 de diciembre de 2010

Emisión Número 146

"La dispersión era su perdición. Eran muchas las cosas. Pero aun cuando se concentraba en dispersarse, se dispersaba.
Le gustaban las tostadas con mermelada, pero nunca recordaba cuál era su favorita.
Ya había comprado mango, higos, duraznos, frutillas, uvas…
Hasta llegó a pensar que en verdad ninguna le había gustado y que solo estaba buscando algo que jamás había existido.
En algún momento sintió que la respuesta podía estar del lado de la locura o del lado de la sanidad.
Pero no supo como buscar esa respuesta.
Como una distracción más trató de encontrar esa forma de distracción en otras situaciones de su vida.
Había un tipo de mandarinas, que por su forma de pelarse, eran sus favoritas.
Ridículo ya le había parecido que las mandarinas tuvieran nombre, como una marca.
“¿No debería ser la madre naturaleza su marca?”, pensó.
Asi que ya eran dos, la mermelada y las mandarinas.
Esa noche se despertó sobresaltado… acababa de recordar una película que le gustó mucho de chico. Pero… ¿cuál era? ¿Era “El Globo Rojo” o “Crin Blanca”? ¿Era “Anteojito y Antifáz”? ¿”Cascanueces”?
Era como si pudiera recordar todo menos eso que lop hacía más personal.
Porque si tenía que llamar para preguntar, surgía una pregunta previa… ¿a quién llamar?
Todo era dispersión y ramificación.
Y así pasaba los días, cuando no estaba programando “algún algo” para alguna computadora.
Porque cuando no era él, era una serie de símbolos precisos y circuitos pequeños.
Algo mecánico y ya impersonal – aunque era un pequeño genio y por eso varios iban a él.
Y un día, sin saberlo él, trabajando en su computadora cinco mil setescientos veintiocho…
Todo se concentró en un dos palabras. “ROSA MOSQUETA”."

Luego, la Dra Laura nos habló de Divorcios y Separaciones!

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Emisión Número 145


Esta emisión abrió con el siguiente texto:

"El sonido puede parecerse al de un fantasma recorriendo en soledad la noche.
Una especie de silbido suave pero agudo. Pero sobre todo suave.
Entonces, de repente, una calle vacía es recorrida por ese silbido.
Un silbido que nadie escucha. Y que es camuflado por una brisa y unos árboles que se agitan un poco.
Si una hoja cae, es parte del plan. No es ningún accidente.
El accidente sucedió cuando Ella, se despertó e intrigada se asomó a su balcón del departamento de la calle Brasil.
Los adoquines sostenían los últimos rastros de una lluvia suave pero persistente.
Ella miro entonces la vereda esperando ver algo.
Creía que en ver lo que esperaba ver.
Pero lo que pasaba era que nunca veía nada.
El silbido estaba ya a algunos metros de distancia cuando Ella esperaba en el balcón.
Y así pasaban las noches.
El silbido silenciado por los ruidos del día.
Y Ella… Ella esperando volver a su cama para dormir y despertar encantada por ese sonido que pareciera parecerse al de un fantasma recorriendo la soledad de la noche.
El silbido no se sabía registrado.
Porque, acá está la gracia, el silbido ni ve, ni oye, ni vuelve sobre sus pasos. Es simplemente algo que va. Y que cuando vuelve, es porque está yendo de vuelta.
Pero para Ella, todo es un mismo momento, porque aunque no, para ella es así.
Al menos, el silbido le da una esperanza. Y Ella… espera."

Luego, Orta el especialista y el invitado del día martes, Nicolás Goldbart director del film "Fase 7"

Emisión Número 144

Esta emisión comenzó con el siguiente texto:

"Ojos con rímel.
Piernas finas.
Medias largas.
Botas negras.
Minifalda oscura.
Escote evidente.
Vincha.
Café con leche.
Labios rojos.
Ascensor moderno.
Bolso de mano.
Estuche de guitarra.
Noche espesa.
Pasos que resuenan.
Caning y Cabrera.
El motor de un colectivo que acelera.
Cruzando Gorriti de mano derecha.
Semáforo en rojo.
Pasos apurados.
Un auto llega, huellas en el pavimento.
Alguien baja, alisa su pelo.
Alguien mira sobre unos anteojos negros. Rayban.
Un presentimiento acelera un pulso.
Algunos corren, a todos lados.
Ella se mueve rápida.
Una mano se levanta.
Un auto pasa, un niño ve todo.
El hombre solo en el auto, espera.
Ella abre la puerta, se asoma.
Entra.
Se besan.
La radio en volumen bajo.
Luego,
ella dispara.
El piso parece más granuloso que antes.
Las botas negras sobre el pavimento.
Una lágrima en su rostro, corre su rímel."

Luego el Momento Cancio y los escritores incorrectos...