Esta emisión comenzó con el siguiente texto:
"“Y el rabino dijo, esas no son mis rabas”, y todos rieron.
Ernesto miró la hora. Faltaban 6 minutos para las 10.
Las risas. Estaban todos risas. Carcajadas por todos lados.
Ernesto recuerda la hora porque fue la última vez que la vio sonreír.
Ella se levantó y fue a la cocina. Antes de entrar hizo un gesto que a Ernesto le llamó la atención.
Algo con el dedo, nada muy claro como para poder describirlo.
Pero Ernesto sintió que ese gesto reveló un rostro. Un rostro que nunca antes había visto.
Desconcertado, se quedo quieto en su lugar.
Luego de unos minutos, ella volvió. Seria.
Pero de repente todos estaban serios. Ernesto miró la hora.
Todavía faltaban 6 minutos para las 10. El tiempo estaba detenido. Faltaban 6 para las 10 y esto se prolongó, vaya paradoja, durante varios minutos.
Ernesto quedó tan desconcertado que no se animó a preguntar qué estaba pasando. Por qué estaban todos tan serios. Por qué ella, estaba tan seria.
En un momento la siguió hasta la cocina.
Y tuvieron el último encuentro.
Ella fue cruel. Porque si. O simplemente porque algunas son así.
Ernesto se fue sin decir adiós. Como dice Bob, adiós es una palabra demasiado amable.
Sumergido en sus pensamientos, se preguntó qué es lo que no había visto. Cuál es el velo que le impedía ver.
Un velo tan fino que tapa todo sin dejarse descubrir.
Y así deambuló. De bar en bar. De copa en copa.
Porque a veces, antes de encontrar las preguntas… hay que perderse por completo."
Luego, Tomás Aristimuño en vivo!
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario