La emisión 138 abrió con el siguiente texto:
"El museo moderno del error, nombre por el cual se lo conoció por aquellos días, junta muchas almas en pena.
Originalmente compuesto por dos amigos. Ambos con el corazón roto. O más bien hecho trizas.
“Lo peor de una mujer que te rompe el corazón es que empieza a repartir los pedazos”, dijo uno.
“De qué forma…” se preguntó el otro “podríamos controlar aquello que no se puede controlar”.
Algunas botellas de JB más tarde se retiraron, cada uno por su lado, con una tarea imposible.
Cómo controlar aquello que no se puede controlar. Cómo controlar los sentimientos. Y, de no poder controlarlos… ¿qué hacer?
Uno se llamaba Matías. El otro, Ernesto.
Matías vive en el piso más alto de un moderno edificio. Varias veces se descubrió pensando “Edificio moderno, problemas viejos”. Esas paradojas.
Ernesto vive solo. En el primer piso de un edificio oscuro. La luz nunca entra a un piso tan bajo.
Ambos pensaron mucho esa noche. Pensaron dejando de lado un pequeño detalle, sus profesiones.
Y, aunque nos adelantemos en la historia, es justo decir que en sus profesiones está la clave.
Matías es químico. Ernesto es psicólogo.
Una vez, la mujer de uno de ellos dijo: “el amor está sobrevaluado. Químicamente es como comer enormes cantidades de chocolate”.
¿Y si fuera cierto? ¿Y si fuera una cuestión química?
“Si esto es así, debe haber una fórmula”, fue lo primero que pensó al despertar Matías. Pero como suele suceder cuando uno recién se despierta, olvida lo soñado y lo pensado. Y está a expensas de la buena fortuna de la suerte o a expensas de una señal. Una simple señal que dispare con presencia ese recuerdo.
Es así, entonces, que el día previo a la noche del encuentro… tanto Matías como Ernesto no recordaban lo que habían soñado y mucho menos lo que habían pensado al despertar.
Sus profesiones tenían las primeras preguntas que los llevarían a más preguntas. Y así se forjaría el camino.
Solo dependían de ese momento de suerte. De esa asociación libre que a veces son momentos de revelación o que pasan sin siquiera ser notados. Como pasan los amores o los recuerdos que van quedando lejos en la memoria.
Pero es de los recuerdos que ellos se tendrán que nutrir. Como mirar muy de cerca una herida para descubrir el universo que habita en ella."
Luego, desgrabamos a Jacobo y Silvia y Anabela...
Como todos los miércoles, La Dra Laura nos iluminó con su sabiduría...
jueves, 18 de noviembre de 2010
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